DURANGO: TIERRA DE CINE, DESIERTO E HISTORIA
El año pasado tuve la oportunidad de visitar este interesante y maravilloso estado de la República Mexicana, y ya te digo ahora que me dejó gratamente sorprendida, pues hay muchísimo más que visitar de lo que yo imaginaba. Durango se encuentra en el norte del país, dividido entre tierras de desierto y bosque que te quitan el aliento.
Es importante comenzar diciendo que desde Villahermosa se puede llegar al estado norteño en coche, autobús y avión, aunque sin lugar a dudas la opción más cómoda será siempre por vía área. Actualmente, Aeroméxico es la aerolínea que desarrolla dicha ruta, haciendo una obligatoria escala en la ciudad de México.
En mi llegada a la capital duranguense, que lleva de hecho, el mismo nombre del estado, desarrolle una serie de actividades que me complace compartir con gusto, y que invito además a probar, sí es que alguna vez te pasas por este sitio de calles bonitas y de casas que evocan las huellas de nuestros antepasados.
Yo comencé mi recorrido por Durango en la plaza de armas, situada en el corazón del centro histórico, donde además se encuentra la catedral más importante de la ciudad: la Basílica Menor de la Inmaculada Concepción, sitio que alberga en su parte posterior el interesantísimo museo de arte sacro, una visita que debe ser obligada para todo visitante, pues aquí pueden admirarse al menos quinientas piezas de importante valor histórico y religioso, entre las que destacan esculturas, pinturas al óleo, instrumentos musicales, libros y muchos otros interesantes objetos, como el monumento de la Virgen de la Inmaculada Concepción, patrona de la Ciudad de Durango, o piezas craneales reales de difuntos mártires, cuyo hueso fue revestido con cera para reconstruir una cabeza. Para entrar al museo hay que pagar quince pesos, pero existen descuentos para el caso de los estudiantes.
Para quienes deseen ahorrarse las horas de caminata o dispongan de poco tiempo, pueden pasear por Durango por medio de un tranvía, estos simpáticos cochecitos de coqueta estructura que te llevan a recorrer los sitios más famosos de la ciudad, y que además incorporan a un guía de turismo, una persona con conocimiento en el tema que te empapa de interesantes datos sobre los sitios paseados. Recomiendo mucho la experiencia, pues nunca está de más aprender nuevas cosas sobre los lugares que conforman nuestro bello país.
Yo hice además el recorrido a pie, ¡pues mira que las calles del centro Duranguense bien que valen la pena!, presumen esas casonas de arquitectura de otro tiempo que siempre dejan a una con el corazón emocionado. A lo largo del centro histórico pueden mirarse múltiples negocios de comida, como restaurantes, cafés, y hasta esos puestecitos callejeros en donde ofrecen delicias dulces y saladas, que siempre viene bien degustar mientras se conoce un poco. Sí es tu deseo, puedes parar en un restaurante a comer algún plato oriundo de la región, como el famoso caldillo de machaca, que se prepara con carne seca, jitomates, chile rojo, pimientos, cebolla, ajo y otros interesantes ingredientes que distinguen el tradicional platillo.
En los alrededores del centro también se ubica el Corredor Constitución, que guarda interesantes esculturas de famosos actores, directores y personajes del cine, los cuales tuvieron sus andanzas por esta región. Caminando por el corredor es posible encontrar monumentos dedicados a actores de la talla de Salma Hayek, Penelope Cruz, James Caan, Dolores del Río, María Félix, Jack Nicholson, entre otros. Además, a lo largo de la acera pueden admirarse alrededor de sesenta estrellas también dedicadas a personajes de la industria cinematográfica, un simpático caminito que nada tiene que envidiar del famosísimo paseo de la fama Hollywoodense. Sí prestas atención, podrás encontrar reseñas de películas que fueron filmadas en Durango.
Yo visite además el Palacio de Zambrano, edificación que fuera anteriormente la sede del gobierno y que hoy acoge al Museo de Pancho Villa, sí lo visitas, no olvides observar con detenimiento sus murales, que cuentan importantes trozos de la Revolución Mexicana.
Ya alejándonos un poco más de la zona, se puede visitar la vieja estación del ferrocarril, la cual descansa sobre el boulevard Felipe Pescador, localizado a tan solo cinco minutos en coche del centro. Es un sitio bonito para tomar fotografías a la máquina de vapor que aún se conserva, o al monumento a Felipe Pescador, quien fuera Director de los Ferrocarriles Nacionales, y orgullo duranguense. También recomiendo echar una miradita al Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, que, desde mi punto de vista, también merece una visita obligada, pues su arquitectura es preciosa, y conserva detalles en los que predomina el estilo arquitectónico gótico.
En mi segundo día en la ciudad pude visitar el Paseo del Viejo Oeste. Para llegar aquí tome un autobús en el centro histórico, el cual, me traslado a este destino que desde hace mucho tiempo ansiaba conocer. El Paseo del Viejo Oeste fue originalmente un set de filmación cinematográfico en donde se rodaron importantes películas de vaqueros. Hoy funge como un parque temático de interés turístico, en el que se pueden realizar diversas actividades como pasear por las calles de terracería constituidas por casonas y negocios al más puro estilo del western estadounidense, visitar las tiendas de recuerditos, las tabernas y restaurantes, tomarse cientos de fotos en los locales, o con los actores que caracterizan a vaqueros de la época, a indios apaches ¡y hasta a bailarinas de can can!
Estando ahí me sentí como el personaje de una película, esperando atentamente que en cualquier momento se desatara una calurosa disputa entre héroes y bandidos armados con sus pistolas y dispuestos a enfrentarse con la conocida hazaña de los siete pasos hacia atrás, de hecho, durante algunas horas del día y si estas atento, puedes apreciar alguna escenificación de este tipo por parte de los actores, un show que sin lugar a dudas vale la pena presenciar.
Sí tu intención es conocer algún interesante lugar del estado Duranguense fuera de la capital, te comento que esta entidad cuenta con dos pueblos mágicos catalogados así por la UNESCO, siendo estos el antiquísimo pueblo de Nombre de Dios, y el que yo tuve la dicha de conocer de cerca… ¡Mapimí! un sitio enclavado a los alrededores de la Mina de Ojuela y ubicado en la Reserva de la Biosfera del Bolsón. Visitar Mapimí es viajar al pasado como con una máquina del tiempo, para llegar hay que trasladarse a la ciudad de Gómez Palacio, y posteriormente a este lugar por la carretera Torreón-Jiménez.
Sí alguna vez lo conoces, es obligado que recorras las calles que lo conforman, desde donde se observan edificaciones muy viejas que te llevan a imaginar cómo era la vida de los lugareños en épocas pasadas. También es importante que visites el puente colgante de Ojuela, una fotografía ahí es imperdible.
Cerca de Mapimí se encuentra la zona del silencio, ese enigmático sitio ubicado en una región completamente desierta. La zona del silencio comparte territorio con los estados de Coahuila y Chihuahua, y ha sido muy controversial y de interés para los curiosos, sobre todo por las leyendas de ovnis y extraterrestres que rondan entre los lugareños, pues se trata de un sitio de alto magnetismo, donde se escucha apenas nada y es imposible sintonizar alguna estación de radio. En la zona del silencio se observan además especies rarísimas de la flora desértica, como lo es el nopal de color morado.
¡Te invito a conocer Durango!, a perderte entre sus calles de cine y de casonas, a visitar muchos museos además de los dos ya mencionados, pues ahí también puedes divertirte en el Museo Interactivo del Bebeleche, o paseando por el Museo del Cine. Te invito a probar sus delicias culinarias, como lo son las enchiladas que se preparan con una salsa de cacahuate, los tamales rellenos de ricos guisos y los bocadillos de nuez o los azucarados jamoncillos, ¡mis favoritos!
Te invito a visitar el mercado de artesanías, donde podrás encontrar piezas bellísimas de cerámica y arcilla, o bordados coloridos que sin duda querrás llevar a tu regreso a casa.
Durango es ese sitio que deja un buen sabor de boca, del que rara vez se habla, pero que encierra gratas sorpresas en sus alrededores, calles y rincones.
A.Duron